El lector no nace, se hace: 5 acciones básicas para motivar a leer.

A partir de un par de trabajos de investigación sobre jóvenes lectores, me han invitado durante este año a dar charlas para motivar a la lectura.

La verdad es que la invitación me cayó de sorpresa y me ha gustado mucho poder compartir con profesores y padres preocupados por los niños y su acercamiento a la lectura.

Esta pequeña lista no es exhaustiva, aquí solo propongo 5 consejos básicos, que me parecen esenciales para un acercamiento sano y sobretodo, natural a esta práctica social y cultural que es la lectura. 

1.     LEA MÁS (predique con el ejemplo)

No basta con seguir quejándose de que a nuestros niños no les gusta leer. Una cosa que les digo siempre a los adultos es que los niños no pueden querer leer si no hay otros que lean a su alrededor.  ¿Se acuerda cuando en el colegio aprendió la teoría de la generación espontánea? pues bien, aquí es lo mismo: NO es posible generar lectores sin la existencia de otros seres lectores que guíen, promuevan y medien en la experiencia de leer.

Por lo tanto, mi primer consejo es:  Desempolve aquel libro que lleva meses en su velador o algún clásico de su juventud y lea frente a sus niños. No hay mejor acicate que el ejemplo de otro para emular la actitud (¿se acuerda del juego del "monito mayor"?).

2.     JUEGUE CON EL LENGUAJE

Todos hemos crecido inmersos en una cultura llena de refranes, dichos populares, canciones de cunas, rimas, jingles y canciones infantiles. ¡Apuesto que puede recordar hasta hoy muchos de ellos!

Juegue con los niños a memorizar y repetir trabalenguas y rimas. Las rimas y canciones son formas creativas para fomentar la memorización y el amor por las palabras .  ¿Tiene planeada una salida a pasear? Aproveche de cantar en el auto o caminando.  Si tiene tiempo, incluso puede preparar un “karaoke” con un par de canciones escritas que el niño puede seguir leyendo/cantando. Los más chiquititos adoran estas lecturas predecibles.

3.     LEA UNA HISTORIA CADA NOCHE

Está comprobado que la historia de la noche no solo se transforma en una necesidad para el niño, exigiéndola para dormirse, sino que también refuerza lazos entre padres e hijos.  Para eso, elija historias cortas con los más pequeñitos, con lenguaje simple y trama sencilla para que puedan seguirla con usted hasta el final.  No olvide leer “con ganas”, haciendo énfasis en los momentos de suspenso, por ejemplo. Haga pausas, cuide la entonación y sobre todo, utilice este momento para conversar con el niño.

Con los más pequeños, usted leerá todo el texto, pero progresivamente ellos querrán leer.  A veces los niños se aficionan con una historia en particular y la siguen pidiendo hasta que se la saben de memoria. Muchos de los niños que aman leer quieren demostrar que ellos también pueden leer, aunque en realidad aún no sepan hacerlo.  Aproveche ese conocimiento para que el niño “juegue a leer”:  Utilice esos textos predecibles para que lean de memoria el texto. Ambos gozarán con este nuevo paso en su crecimiento como lector.

4.     DE OPORTUNIDADES

Para que los niños se transformen en lectores y se sientan miembros de esta comunidad de lectores, debe tener oportunidad de conocer qué hacen y cómo viven los otros lectores. Visite lugares como librerías y bibliotecas: que explore con sus sentidos:  que mire, que huela, que escuche a otros leer, que hable con otros sobre sus gustos y preferencias…y que tenga su propio carnet de biblioteca J

5.     DE ESPACIOS

Para que la lectura tenga un espacio en la vida de las personas, hay que crear espacios: espacios físicos y temporales. Es esencial que los niños puedan disponer de un espacio, por pequeño que este sea: en casa, en el patio, en las escuelas; en donde puedan leer a gusto.  También es importante dejar tiempos de calma y silencio (sin televisión, por ejemplo), en donde los niños puedan leer para sí y para otros y sobre todo: que escojan a su gusto lo que quieren de verdad leer.
Esos espacios también pueden ser utilizados para comentar lo leído.  Junto con ser una forma de estimular el lenguaje oral, las conversaciones nos permiten indirectamente verificar la comprensión del niño, y sobretodo, tejer lazos en torno a un interés común.