vendredi 26 août 2011

Declaración pública

Chile vive por estos días un momento clave en su historia. La crisis que experimenta nuestra educación ha dejado de ser un tópico de investigación en nuestras aulas y Centros de Estudio. Hoy más que nunca nos concierne a todos. El conflicto que vivimos actualmente es, a nuestro juicio, sólo un síntoma de un problema aún más profundo: Estamos frente a un sistema enfermo que requiere de una pronta intervención.

Los académicos de la Carrera de Pedagogía en Educación Básica con especialización de la Universidad Católica de Temuco, nos sentimos interpelados por los acontecimientos de las últimas semanas y creemos necesario declarar lo siguiente:

Primero: Sostenemos que la educación no es un bien de consumo, sino un derecho humano inalienable. Lamentablemente, la educación es hoy transada en el mercado como cualquier otro bien; y lo peor es que hemos legitimado las normas que rigen desde el año 1981, como la Ley general de universidades o la Ley de Municipalización de la educación escolar. En efecto, hoy la mayoría de nuestros estudiantes aplica inconscientemente esta lógica en su discurso y en su accionar, situándose como “cliente” y relacionándose con sus profesores como “prestadores de servicio”. A esto, decimos, con firmeza: ¡No!. Esta situación ha creado vicios en nuestros modos de relación, en la concepción misma de “hacer universidad” y en la calidad de la formación universitaria, en nuestra forma de visualizar el problema educativo y lo más grave de todo, invisibilizando la crisis que subyace a nuestra sociedad.

Segundo: Derivado de lo anterior, sostenemos, como educadores, que el medio más eficiente de movilidad y paz social es la educación. Para ello, es necesario comenzar por propiciar la mixtura social en la escuelas a través de un sistema público de educación primaria y secundaria de calidad, que sólo será posible si se cuenta con profesorado de excelencia que sea capaz de trabajar en contextos vulnerables. En nuestra región de la Araucanía, la más pobre y vulnerable del país, se hace urgente la necesidad de pensar y establecer políticas focalizadas que permitan mejorar los índices educativos y de desarrollo de nuestra población. Como formadores de formadores estamos comprometidos en esta tarea, pero se requiere un esfuerzo serio y sostenido de apoyo a las Facultades de educación que forman profesores en contextos vulnerables.

Tercero, la crisis actual no se resolverá sino con la participación de todos los actores implicados: padres, estudiantes, profesores, sostenedores, directivos. Apelamos a todos y cada uno a plantear de manera firme, pero templada sus puntos de vista. Es claro que no todos entendemos de la misma forma el concepto de “educación de calidad” y que el lucro ciertamente ha dado pie a abusos, mismos que nos han llevado hoy a extremar posiciones, perdiendo de vista el fondo del problema. Hoy es fundamental replantear el debate y preguntarnos qué tipo de sociedad queremos formar.

En días pasados hemos visto cómo han sido vulnerados los espacios de trabajo de nuestros colegas y cómo ciertos inescrupulosos han aprovechado esta situación para sustraer material de trabajo de nuestra Facultad. Hacemos un llamado a nuestros estudiantes para que no dejen que estos hechos delictivos arruinen su derecho a expresarse.

Finalmente, y porque creemos que hacer Universidad es más que simplemente formar profesionales, sino también y por sobre todo ciudadanos responsables y comprometidos con el desarrollo social, nos hacemos parte de las demandas por una educación de calidad para todos y todas. Sabemos que ello tomará tiempo para hacerse realidad. Por lo anterior, hacemos un llamado a nuestros estudiantes a que junto con renovar el esfuerzo por lograr una formación de excelencia, tarea en la cual somos co-responsables, busquemos maneras creativas y eficaces de manifestarnos, para que estas legítimas demandas no pierdan fuerza y puedan ser canalizadas y legitimadas en el ámbito político. Los invitamos a hacernos partes de sus demandas, de sus inquietudes y de sus proposiciones para mejorar la formación docente en nuestra Universidad.

Carla Muñoz

Jorge Valenzuela

Jorge Miranda

Gloria Inostroza

Pedro Pablo Cerda

Segundo Sepúlveda

Mabel Valdebenito

Maritza Gutiérrez

María Elena Mellado

Carolina Villagra

vendredi 25 mars 2011

Chile, ¿País bilingüe el 2025?

Nuevamente la debacle frente a los resultados del SIMCE. Esta vez es inglés el foco de atención.
Un 89% de los 220 mil alumnos de tercero medio enfrentados a esta prueba no alcanzan un nivel básico de inglés. En otras palabras, de los 180 puntos totales de la prueba, sólo un 11% de los estudiantes alcanzan 134 puntos o más que equivale al nivel básico (el promedio fue de 99 puntos). De las muchas observaciones que podríamos realizar quisiera detenerme en dos, en esta ocasión.
Por un lado, llama la atención que colegios que presentan el inglés como una de sus fortalezas no presenten al 100 de sus alumnos como aprobados en este examen.
Por otro lado, no deberíamos estar tan sorprendidos por esta situación: si un porcentaje importante de alumnos que ingresan a nuestros centros de estudios superiores no dominan la lengua materna[1], ¿cómo entonces podemos pedirles que comprendan, hablen, lean y produzcan textos en una segunda lengua?
Claramente el bilingüismo ejerce una infuencia importante en el desarrollo cognitivo y por lo mismo, es necesario preocuparse de mejorar la enseñanza de idiomas en el país (los profesores de lenguas sabemos cuán duro puede ser intentar enseñar idiomas en condiciones de precariedad), sin embargo, no hay que descuidar la enseñanza y el aprendizaje formal de nuestra lengua materna .
Mención aparte merece además el hecho de revalorar y rescatar en el curriculum, la enseñanza de lenguas nativas.
Finalmente, si consideramos las cifras alarmantes sobre el número de escuelas de pedagogía ofertando la carerra de inglés en el país (98), de las cuales sólo 21 están acreditadas, no podríamos esperar mucho más de este diagnóstico.
Quizás, si nos damos a esta tarea de manera seria y rigurosa ( y no sólo para subir unos cuantos puntos SIMCE) es posible que se logre el propósito que el Min. de Educación planteó de manera tan vehemente: ser un país bilingüe de aquí al 2025.
[1] Basta con observar el número de programas remediales que se han creado en los últimos años en distintas universidades del País: el programa propedéutico de la USACH, el taller de expresión escrita en la UAH, el PIVU en la Universidad Católica de Temuco, por nombrar sólo algunos.

samedi 1 janvier 2011

de Reformas, 'Cisarros', JUNJI y afines

De las noticias que marcaron el año, en mi opiniòn, la fuga de Cristóbal (alias "Cisarro") y su posterior captura por Carabineros, (con todo el despliegue mediático de que fue objeto) no puede dejarnos indiferentes.
Parto la columna de este nuevo año 2011 precisamente con este tema, porque creo que el caso de Cristóbal no es sino un síntoma de una sociedad enferma.
Que un niño de diez años sea considerado un peligro público o un caso perdido del sistema, habla mal de nuestro sistema y en particular de nuestra educación. "Joven delincuente", le han llamado, hablando de su 'prontuario': ¡ cuando sólo tiene 10 años !

Cuando hablo de sistema, me refiero no sólo al SENAME, que hace ya rato ha dejado de prestar el servicio para el cual fue ideado.

Como país, no tenemos las herramientas jurídicas ni los dispositivos de contención, educación, diagnóstico ni rehabilitación necesarios para casos como éste.
Coincido con los dichos de Pablo Egenau en que este país no ha sido capaz de establecer alternativas socioeducativas afines para afrontar éste y otros casos (http://feeds.cooperativa.cl/~r/unanueva/~5/yjyjg1zvW2c/MULTIMEDIA_MP320090805123802.mp3).
La cárcel, claramente no es la solución, pero sí la educación o, si se quiere ser más precisos, la reeducación.

¿De qué manera se hacen cargos las "Grandes reformas" de casos como éste? ¿De qué manera, el SENAME, en su rediseño podrá evitar que casos como éste se repitan? ¿Por qué el MINEDUC no se involucra también en el estudio y diseño de políticas de prevención de situaciones de abandono y delincuencia juvenil?

Personalmente, creo que el MINEDUC requiere él mismo de una reforma en su lógica de funcionamiento, debiera no sólo ser ejecutora de políticas pùblicas, sino también demostrar capacidad de adelantarse a los problemas, creando una unidad de estudios (distinta la existente) capaz de investigar nuestra realidad, proponiendo soluciones apropiadas y no simplemente basàndose en la "realidad internacional".
La JUNJI, en este sentido, también debiera hacerse cargo de este tema, en lugar de hacer noticia por las desafortunadas declaraciones de su ya ex-directora.