lundi 24 mai 2010

¿Qué significa leer mucho?

Me sorprendí por primera vez analizando una frase que había oído en incontables ocasiones. Tan corriente es escucharla, que creo que nunca me tomé el tiempo de analizarla. En los medios de comunicación, las conversaciones con los amigos y en el "debate público" la expresión "los chilenos leen poco" (o sus variantes " los chilenos no leen mucho" o simplemente "los chilenos no leen") se hace cada vez más recurrente.
Se utiliza normalmente para argumentar sobre nuestra pobreza intelectual o nuestros magros desempeños en evaluaciones internacionales (cfr. PISA, TIMSS, PIRLS).
En esta ocasión la escuché en boca de un periodista que argumentaba que nuestros políticos no comprendían al electorado porque no leían libros ni estudios que les pudieran ayudar a "orientar" sus campañas hacia los intereses de los votantes. (o que es lo mismo decir "leer manuales de cómo manipular mejor al electorado")
En fin, sin querer entrar en este último terreno (sabroso, pero que excede mis limitadas competencias), el hecho de ligar lectura y saber es ya un avance...después de todo, el ser un "mono lector" es lo que nos ha dado ventajas comparativas con otros monos-no-lectores.
Pero frente a la expresión "leer mucho" comienzan mis suspicacias. ¿Qué es eso de leer mucho? 'Leer mucho' es como decir leer "buena" literatura. ¿Qué es la "buena literatura"? Ya en un debate presidencial un candidato se expresó justamente en esos términos al hablar del fomento a la lectura... Sin querer entrar en el análisis del valor literario de una obra (materia interesante para cualquier teórico de la literatura, pero que no se aplica para los fines que persigo en este breve espacio), lo cierto es que dada la explosión en el conocimiento y en los medios de difusión del saber, leer hoy se vuelve no sólo mas accesible sino también paradójicamente más difícil.

Son tantas las fuentes de información, tantos los datos a retener y a contrastar, que es bien difícil pensar en cómo hacerle frente a la avalancha informativa.

Pensemos por un momento : "Leer mucho", ¿podría definirse de algún modo?

Y frente a esa pregunta surge otra asociada : basta que leamos « cualquier cosa » para decir que leemos ? y esa noción de « buena lectura », ¿qué supone ?

Las investigaciones en lectura revelan efectivamente que leemos de maneras diferentes, según nuestro objetivo de lectura, pero también según el tipo de texto al que estemos confrontados. Por otro lado, las circunstancias en que leemos, las condiciones de la situación (cantidad de luz, hora del día, nivel de ruido ambiente, nivel de urgencia o de cansancio lugar, etc) modificarán no solo el resultado sino también el proceso de lectura (frente a este punto investigación en lectura, me explayaré en los siguientes post).

Finalmente y volviendo al tema inicial: para saber si efectivamente leemos poco o mal (o mal y poco) debiéramos primero aclarar de qué tipo de lectura hablamos (tipos de textos y objetivo de lectura) y en función de aquello evaluar en consecuencia. Me parece que hasta ahora los juicios emitidos no son sino eco de un par de estudios internacionales en donde se compara el nivel lector de cierta población letrada en diferentes sociedades más o menos industrializadas. Ciertamente es un punto de partida para comenzar a estudiar en serio el tema de los hábitos y desempeño lector en nuestra población adulta, pero cuando el dato es ya viejo (la medición fue realizada en 1998 y publicado el 2000 ), valdría la pena, al menos, condicionar nuestras afirmaciones frente a este tema. Finalmente, las comparaciones son siempre odiosas: o podemos ser autocomplacientes observando los resultados de poblaciones más deficientes o podemos deprimirnos por lo mal que lo hacemos en comparación con otros lectores. Lo primero en toda evaluación debiera ser establecer el objetivo de la misma. ¿qué queremos medir? ¿para qué?, ¿en qué población? Sólo una vez zanjada esta pregunta podemos pasar a la etapa siguiente, estableciendo por ejemplo “competencias” a lograr, según nivel educativo.

Finalmente, como objeto de estudio la lectura resulta de una alta complejidad a la hora de ser medida. Porque tendemos a simplificar, creyendo que hablamos de un objeto unitario (el texto) y de una capacidad que puede seer dicotomizada (lee/no lee; comprende/no comprende). Pero lo cierto es que la lectura deviene en nuestras sociedades modernas un objeto de alta complejidad y que, con la introducción de nuevos modos de leer (i.e. leer páginas web) es una habilidad que está sufriendo modificaciones y que, a la hora actual, aún no sabemos dimensionar en toda su riqueza y extension.